LA PARÁBOLA DE LAS DIEZ VIRGENES
No nos desanimemos, por la proliferación de falsos maestros y falsos profetas que confunden, para apartar de la fe a los creyentes, porque Jesús ha prometido que a su iglesia nadie la arrebatará de su mano.
Así mismo abundan las religiones en el mundo, no por eso los escogidos se van a dejar confundir.
Mantengámonos firmes en la esperanza que abrazamos desde un principio, en medio de este mar de confusión. Porque Dios traera a la luz todas esas revelaciones de cosas que fueron cerradas y selladas como esta escrito en el libro del profeta Daniel, cuando se le dijo:
"Pero tú Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin."..."pues estás palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin." (Daniel 12:4,9).
Pues, hemos llegado a ese tiempo, ahora debemos tener discernimiento para entender las revelaciones cuando ella sean presentada, y fe para aceptar esas verdades que se convertirá en nuestra luz para los últimos tiempos.
Como parte del plan de revelar lo oculto a su tiempo, Dios dejó escrita está orden desde tiempos antiguos, para que pudiera revelarse las cosas que habían quedado registradas y ocultas, cuando dijo por medio Isaías:
6 Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.
7 ¿Y quién proclamará lo venidero, lo declarará, y lo pondrá en orden delante de mí, como hago yo desde que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene, y lo que está por venir.
8 No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la antigüedad, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno. (Isaías 44:6-8).
7 ¿Y quién proclamará lo venidero, lo declarará, y lo pondrá en orden delante de mí, como hago yo desde que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene, y lo que está por venir.
8 No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la antigüedad, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno. (Isaías 44:6-8).
Una vez que el orden de las cosas esté expuesto, publicado y anunciado, estará de parte de cada uno de nosotros, entender y creer las revelaciones de Dios, y será allí, cuando vendrá la separación entre las ovejas y las cabras; entre los que ven y los ciegos, por lo cual Dios dice por medio de Isaías:
8 Sacad al pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que tienen oídos.
9 Congréguense a una todas las naciones, y júntense todos los pueblos. ¿Quién de ellos hay que nos dé nuevas de esto, y que nos haga oír las cosas primeras? Presenten sus testigos, y justifíquense; oigan, y digan: Verdad es.
10 Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy;...(Isaías 43:8-10)
9 Congréguense a una todas las naciones, y júntense todos los pueblos. ¿Quién de ellos hay que nos dé nuevas de esto, y que nos haga oír las cosas primeras? Presenten sus testigos, y justifíquense; oigan, y digan: Verdad es.
10 Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy;...(Isaías 43:8-10)
Mis amados hermanos y amigos, el Evangelio, las buenas nuevas de salvación, de lo qué se trata es de que obedezcamos a un plan establecido por Dios; esos pasajes del profeta Isaías son parte esta orden de Dios acerca de un plan preconcebido, y todos los que nos consideramos de su rebaño debemos de ajustarnos y acatar ese plan, no al los planes de las congregaciones y confraternidades religiosas, no.
Su pueblo escogido tendrá la capacidad y el discernimiento de oír, entender y atender a la voz de su Señor.
Como en los tiempos de Noé, Jesús nos advierte que el mundo no entenderá lo que ocurrirá, pero los entedidos comprederán, porque les serán abiertos sus ojos.
Él escogerá a los qué acaten sus mandamientos.
La parábola de las diez vírgenes retratan el asunto; cinco prudentes y cinco insensatas. (Mateo 25)
Todas tenían lámparas y todas tenían aceite en sus lámparas.
Saben, mis amigos y hermanos, qué representan las vírgenes, las lámparas y el aceite?
Mucho se ha escrito y se ha hablado de esa parábola, pero no se ha entendido, no se ha comprendido la verdadera enseñanza de ella.
Las vírgenes son todos los llamados a la salvación, y las lámparas en sus manos, es la palabra de Dios, la Biblia, donde se encuentran sus promesas y su ley, que contiene estrictas instrucciones para su iglesia con quien se desposará o se unirá; pero su unión con ella dependerá de que ellas crean y obedezcan sus palabras.
Salmos 119:105 dice:
Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbreras a mis caminos.
Es decir, sin la guianza que ofrece la luz de la Lámpara, es imposible que lleguemos a buen puerto. Son tan precisas sus intrucciones que Dios demanda que, de su contenido, no se obvie ni una jota, ni una tilde (Mateo 5:17-20), que es su ley y las palabras dichas por los santos profetas, nada habrá de ser desechado; del mismo modo que aquel cordero de la pascua, del cual Dios ordenó que se debía de consumir totalmente, sin desechar nada, y con prisa, ya que era apremiante comérselo todo y con hierbas amargas, parado sobre sus pies, y los ancianos con sus bordones (bastones) en la mano, porque estaban para salir de Egipto.
Las hierbas amargas es porque la palabra no deberá ser sabrosa a nuestro paladar, ni agradable nuestros cuerpos, pero nutre al espíritu y no a la carne. Eso representa ese misterio del cordero de la pascua; por lo cual Jesús dijo que el que come su carne y bebé su sangre tiene vida eterna y no vendrá a condenación.
Su carne es su Palabra que la debemos de consumir íntegra, ¿qué significa eso? Significa que no debo desecharla diciendo:
No, a mi el riñón del cordero no me justa; no, no me lo quiero comer.
Pues, si no te comes el riñón o cualquiera de sus viceras con hierbas amargas, no tienes parte en el reino de los cielos.
Entonces, esas lámparas en manos de las vírgenes simbolizan en la parábola, la palabra de Dios, su acuerdo nupcial, y el aceite dentro de ellas es el conocimiento básico de ese acuerdo que ellas aceptaron, es decir: la fe en el Salvador del mundo, el arrepentimiento, el bautismo, el perdón, la fe en su regreso, etc., el aceite en sus lámparas son todos los rudimentos de la fe que todo creyente sabe.
La parábola fue referidas por Jesús, nuestro Señor, en el contexto del fin de los días para su retorno. Donde revela que existe un aceite adicional que esas lámparas necesitarán para atravesar la media noche, ese aceite es la revelación final de los secretos muy escondidos como un don para su iglesias, que junto a los rudimentos, constituyen el Evangelio del Reino, el anillo de compromiso, la zapatllla perdida de la cenicienta, que sólo calzará en los pies de las princesas, es decir, la iglesia, que son las 5 vírgenes prudentes.
Cuando las prudentes supieron de ese aceite, sin perder tiempo lo adquirieron, porque ellas obedecen a la verdadera enseñanza de que el esposo regresaría pasada la media noche, entonces ese aceite le pemitiría seguir con suficiente luz para no caer en medio de la prueba de fuego que se avecina para este mundo, la manifestaciones del anticristo.
Las insensatas no se proveyeron del mismo, porque ellas aceptaron un conocimiento que no estaba contemplado en las instrucciones de la lámpara, que les enseñaba que ellas no llegarían a la media noche, porque el esposo regresaría antes por ellas para no sufrir tribulación alguna; por lo cual era innecesario para las imprudentes aceite adicional.
Cuando se oyó el clamor de que el esposo llegaría, es porque estaban en la media noche, la tribulacion, y fue cuando las insensatas deciden pedir el aceite que menospreciaron, diciéndoles a las prudentes que les dieran de su aceite, pero las prudentes no podían, porque era tiempo de huir, ya no era el tiempo de enseñar; quadando entonces las insensatas desorientadas dentro de las densas tinieblas, cayendo presas del mal.
Por eso cuando llegó el esposo, no estaban preparadas, y se llevó a las bodas sólo a las que confiaron en su plan. Esa es la revelación de la parábola de las diez vírgenes. Donde concluye que muchos serán los llamados y pocos los escogidos.
Y que el pueblo que el llamó fue destruido porque le faltó conocimiento (Oseas 4:6). Por lo cual Dios les dice: Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; porque olvidaste mi ley, yo también me olvidé de ti, así que no os conozco, apartaos de mi todos vosotros, hacedores de maldad.
"PORQUE MISERICORDIA QUIERO, Y NO SACRIFICIO, Y CONOCIMIENTO DE DIOS MÁS QUE HOLOCAUSTOS"
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