LA RESTAURACIÓN DE ISRAEL Y El CIERRE DEL FIN DE LOS TIEMPOS.
“Y de aquel día en adelante sabrá la casa de Israel que yo soy Jehová. Y sabrán las naciones que la casa de Israel fue llevada cautiva por su pecado, por cuanto se rebelaron contra mí, y yo escondí de ellos mi rostro, y los entregué en manos de sus enemigos, y cayeron todos a espada. Conforme a su inmundicia y con forme a sus rebeliones hice con ellos, y de ellos escondí mi rostro. Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor. Ahora volveré la cautividad de Jacob, y tendré misericordia de toda la casa de Israel, y me mostraré celoso por mi santo nombre. Y aquellos sentirán su vergüenza, y toda su rebelión con que prevaricaron contra mí, cuando habiten en su tierra con seguridad, y no haya quien los espante; y cuando los saque de entre los pueblos, y los reúna de la tierra de sus enemigos, y sea santificado en ellos ante los ojos de muchas naciones. Y sabrán que yo soy Jehová su Dios, cuando después de haberlos llevado al cautiverio entre las naciones, los reúna sobre su tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos. Ni esconderá más de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi Espíritu, sobre la casa de Israel, dice Jehová el Señor.” (Ezequiel 39:22-29).
Queremos llamar la atención de los hombres de buena voluntad, que no saben nada de la vida eterna que Dios está ofreciendo de forma gratuita, para todos los seres humanos.
Esta enseñanza es para todo el que tiene hambre y sed de justicia, y para los que tienen necesidad de conocer grandes verdades.
Queremos llamar la atención de los hombres de buena voluntad, que no saben nada de la vida eterna que Dios está ofreciendo de forma gratuita, para todos los seres humanos.
Esta enseñanza es para todo el que tiene hambre y sed de justicia, y para los que tienen necesidad de conocer grandes verdades.
Hoy queremos hablarles del testimonio de Dios acerca Su santo pueblo, Israel; del cual la humanidad ha sido beneficiada mediante su defección, como nos fue enseñado por el apóstol Pablo, a través de sus epístolas, como lo podemos leer en la carta escrita a los fieles de Roma, de donde queremos destacar el fragmentos de esa carta, referido al misterio de la restauración futura de Israel en su territorio, capítulo 11; de manera, que lo que para muchos pueblos y naciones del mundo, la presencia de Israel en Jerusalén representa una injusticia, por causa de los palestinos, ha resultado ser el cumplimiento de las palabras del Dios eterno, creador de los cielos y de la tierra, que ha hecho regresar a Israel, de su dilatado exilio, para tomar posesión su territorio que le pertenece; porque Dios se lo concedió desde tiempos antiguos, para ser su patria eterna; de manera, que los palestinos aunque no lo quieran, deben aceptar esta realidad, o convertirse en enemigos de Dios. Por lo tanto, Dios abre Su invitación también para ellos, por medio del bendito Evangelio, a sumarse a este reino que comenzará en breve tiempo, porque el fin de este siglo se ha acercado, y estamos en los últimos días, como se lo hemos hecho saber a través de las publicaciones en esta página, El Siervo Inútil:
CARTA DEL APÓSTOL PABLO A LOS ROMANOS, CAPÍTULO 11.
1 Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque yo también soy Israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín.
2 No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció. ¿O no sabéis qué dice de Elías la Escritura, cómo invoca a Dios contra Israel, diciendo:
3 Señor, a tus profetas han dado muerte, y tus altares han derribado; y sólo yo he quedado, y procuran matarme?
4 Pero ¿Qué dice la divina respuesta? Me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal.
5 Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia.
6 Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.
7 ¿Qué, pues? Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado; pero los escogidos si lo han alcanzado, y los demás fueron endurecidos;
8 como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy.
9 Y David dice:
Sea vuelto el convite en trampa y en red, en tropezadero y en retribución;
10 Sean oscurecidos sus ojos para que no vean, y agóbiales la espada para siempre.
11 Digo, pues: ¿Ha tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos.
12Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y si su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plana restauración?
13 Porque a vosotros hablo, gentiles, por cuanto soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio,
14 por si en alguna pueda provocarles a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de ellos.
15 Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?
16 Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas.
17 Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo,
18 no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti.
19 Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado.
20 Bien, por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme.
21 Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.
22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.
23 Y aún ellos, si no permanecen en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar.
24 Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y en contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?
2 No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció. ¿O no sabéis qué dice de Elías la Escritura, cómo invoca a Dios contra Israel, diciendo:
3 Señor, a tus profetas han dado muerte, y tus altares han derribado; y sólo yo he quedado, y procuran matarme?
4 Pero ¿Qué dice la divina respuesta? Me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal.
5 Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia.
6 Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.
7 ¿Qué, pues? Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado; pero los escogidos si lo han alcanzado, y los demás fueron endurecidos;
8 como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy.
9 Y David dice:
Sea vuelto el convite en trampa y en red, en tropezadero y en retribución;
10 Sean oscurecidos sus ojos para que no vean, y agóbiales la espada para siempre.
11 Digo, pues: ¿Ha tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos.
12Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y si su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plana restauración?
13 Porque a vosotros hablo, gentiles, por cuanto soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio,
14 por si en alguna pueda provocarles a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de ellos.
15 Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?
16 Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas.
17 Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo,
18 no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti.
19 Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado.
20 Bien, por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme.
21 Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.
22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.
23 Y aún ellos, si no permanecen en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar.
24 Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y en contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?
LA RESTAURACIÓN DE ISRAEL.
25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles;
26 y luego todo Israel será salvo, como está escrito:
Vendrá de Sion el Libertador, apartará de Jacob la impiedad.
27 Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.
28 Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causan de los padres.
29 Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.
30 pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos,
31 Así también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia.
32 Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.
33 ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!
34 Porque ¿Quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?
35¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado?
36 Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.
26 y luego todo Israel será salvo, como está escrito:
Vendrá de Sion el Libertador, apartará de Jacob la impiedad.
27 Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.
28 Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causan de los padres.
29 Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.
30 pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos,
31 Así también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia.
32 Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.
33 ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!
34 Porque ¿Quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?
35¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado?
36 Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.
Como es muy bien sabido por toda la humanidad, el retorno del pueblo santo de Israel es un verdadero milagro, después de haber vivido errante durante 1970 años, por todas las naciones donde fueron echados, y donde fueron humillados, y muchas veces masacrados, y tratados sin ninguna misericordia; todo eso le aconteció por su rebelión contra su Dios; como Dios se lo advirtió por medio de Moisés, cuando les habló acerca de las consecuencias que le acarrearía la desobediencia a sus palabras. (Deuteronomio 28, léalo).
Israel ha sido desde siempre, casa rebelde a Dios (Jeremías 8:5); mas sin embargo, Dios, por Su fidelidad a la promesa hecha a Abraham, a Isaac y Jacob, había resuelto también desde un principio, establecer con él, pacto perpetuo. Entonces, Dios se hizo cargo de Israel como un hijo rebelde, como el hijo pródigo, al cual Dios estaba dispuesto a enderezarlo, aunque eso le costase a Dios su propia vida. De manera que al hablar de Israel, es conocer el pensamiento y el corazón de Dios.
El plan final de Dios con pacto hecho con Israel, era para llegar y alcanzar a la humanidad entera, diseminada en naciones, tribus, pueblos y lenguas; lo cual se valió desde un principio de la mutua relación que Dios tubo con un hombre llamado Abraham, para que a través de la promesa hecha a él; poder bendecirnos a todos nosotros, cuando Dios hizo el juramento por causa de la obediencia de Abraham de no haberse rehusado a sacrificar a su hijo por su temor a Dios. Ese hecho en particular, quebrantó, grandemente, el corazón de Dios, por lo cual dice el relato:
“Y llamó el ángel de Jehová a Abraham segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mi mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado a tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.” (Génesis 22:15-18).
Por eso Abraham se convirtió en padre de todos los humanos que creen en el Dios verdadero. (Gálatas 3:6-7).
Es decir, que para que Su misericordia nos pudiera alcanzar a ti y a nosotros, uso la obediencia de Abraham y la desobediencia de Israel, con el fin de darnos la esperanza de la salvación a nosotros.
¿Qué te parece el plan que Dios ha diseñado donde todos nosotros fuimos tomados en cuenta para que no perezcamos para siempre? ¿No es formidable? La salvación sobre una base de justicia.
¡Qué profundidad de la ciencia de Dios!
¿Quién le consejo a Dios para exponerse su propia vida, para cancelar toda transgresión del hombre?
¡Bendito sea su nombre por los siglos de los siglos. Amén!
Es entonces, una gran insensatez después de saber esto, y ver a través de las evidencias el mismo rostro de Dios, que con sus manos extendidas en una cruz, nos invita a venir a su reino eterno, le demos nuestra espalda.
Es entonces, una gran insensatez después de saber esto, y ver a través de las evidencias el mismo rostro de Dios, que con sus manos extendidas en una cruz, nos invita a venir a su reino eterno, le demos nuestra espalda.
¿Dios se merece que le seamos indiferentes a su llamado? ¿Le diremos a Dios?: Yo creo en Dios a mi manera, o: Ya yo tengo mi religión; ¿Escaparemos del juicio a nuestro modo? ¿Daremos cohecho por nuestra defensa, en el juicio? ¿Quién será nuestro abogado? ¿Tenemos seguro nuestro futuro después de esta vida?
“Buscad a Jehová mientras pueda ser hallado, llamadle, entre tanto está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” (Isaías 55:6-9).
“En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.” (2 Corintios 6:2).
A nosotros no nos costará nada aceptar el regalo que Dios está ofreciendo; en cambio a Él le costó a su hijo.
Dios vio, que sí Abraham fue capaz de entregar su hijo por Él, entonces Dios también estaría dispuesto a entregar a Su Hijo por todos nosotros.
¿De qué forma podemos mostrar a Dios nuestra gratitud, por su regalo?
Creyéndole y confesándole, y apartándose de todo mal. (Romanos 10:8-11).
Es allí, cuando comenzamos a comprender lo importante del llamamiento que Dios ha hecho al hombre para que se arrepienta de su mal camino; lo amoroso, comprensivo; pero a su vez, justo y severo, que para satisfacer la justicia, que demandaba la ley, presentaría a la muerte a Su amado Hijo, como un cordero sin mancha y sin contaminación, eso es, sin pecado. Para cancelar las culpas de aquellos que deseen obtener la salvación de sus almas.
De manera, que aún queda tiempo, y está abierta la oferta para que el hombre pueda obtener la salvación, entre tanto vive, a través del único camino que Dios ha establecido. Jesucristo.
La frase usada por el Pablo, que dice: porque la paga del pecado es la muerte, viene de la infracción de la primera ley dada al hombre en el Edén. Y la muerte pasó a todos los hombres, por lo cual todos estamos destituido de la gloria de Dios. (Romanos 3 23, 6:23).
La frase usada por el Pablo, que dice: porque la paga del pecado es la muerte, viene de la infracción de la primera ley dada al hombre en el Edén. Y la muerte pasó a todos los hombres, por lo cual todos estamos destituido de la gloria de Dios. (Romanos 3 23, 6:23).
Dios se propuso con Su juramento, traer a Jesús por medio de la descendencia de Abraham, cuando dijo: en tu simiente serán benditas todas las naciones. (Gálatas 3:16).
De manera que Dios vino al mundo a través de esa descendencia, y por eso Dios se llamó a sí mismo, el Hijo del Hombre; porque siendo el Hijo Unigénito del Padre, vino hacer a su vez, el Hijo del Hombre. Como lo podemos ver en el siguiente relato:
“Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.
Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas y las aves del cielo nidos; más el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.” (Mateo 8:19-20).
Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas y las aves del cielo nidos; más el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.” (Mateo 8:19-20).
Si queremos conocer a Dios, Él nos permite que a través de la historia de su relación con Israel registrada en la Biblia, entremos a su casa, para saber cuál fue su disciplina con su hijo, sus demandas, su cuidado y amor, sus quejas, sus gustos, lo que piensa; esa es la única manera de conocerlo. Dios convivió por largo tiempo con Israel, y toda esa relación fue registrada por el mismo Dios, a través de sus santos profetas, y siervos de Dios desde Moisés, primer escritor y cronista de la historia más extraordinaria de mundo entero y de todas las edades, hasta Juan el apóstol que escribió el libro del Apocalipsis, por mandato de Dios.
¿Quiéres entrar a la casa de Dios, para conocerle? Sólo abre tu corazón a Él y permítele que entre a en tu vida (Apocalipsis 3:20), y Dios te dará las llaves para que entres a su casa, para que le puedas conocer, y seas salvo en Él.
Cuando vemos al Dios creador del universo, desde esa perspectiva, podemos sentir al Espíritu de Dios dentro de nosotros, que dice:
“Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tu formaste, Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies; ovejas, y bueyes, todo ello, así mismo, las bestias del campo, las aves de los cielos, los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos de mar. ¡Oh Jehová, Señor nuestro, Cuán grande es tu nombre en toda la tierra! (Salmos 8:4-9).
Entonces, entendemos que toda su creación no fue producto de una casual unión de factores desconocidos, como algunos científicos profesan. Sino que Dios creó todo, de las cosas que no existían; de tal modo que no tienen excusa. Habiendo creado al hombre con el firme propósito de honrarlo y glorificarlo al lado de Su divina presencia por toda la eternidad.
La decisión más importante de cada ser humano, es creerle a Dios; de manera que la decisión del hombre puede perderlo o salvarlo; en otras palabras, esto es de vida o muerte. Aquí hay mucho que ganar si le creemos; porque podemos también ayudar a todos los que amamos para que sean salvos como nosotros que ya creemos; y colaborar con Dios, para que otros que Él ama, crean.
La decisión más importante de cada ser humano, es creerle a Dios; de manera que la decisión del hombre puede perderlo o salvarlo; en otras palabras, esto es de vida o muerte. Aquí hay mucho que ganar si le creemos; porque podemos también ayudar a todos los que amamos para que sean salvos como nosotros que ya creemos; y colaborar con Dios, para que otros que Él ama, crean.
Si abrazamos y confiamos en lo que Él dice en la Biblia. Sin importar lo que digan los incrédulos; porque detrás de ellos, esta Satanás, el que quita del corazón del hombre la Palabra que ha sido sembrada, porque él lucha para que nadie se salve (Marcos 4:15). El es la raíz de toda envidia, el origen del mal y principal enemigo del hombre.
Dios ha llamado al hombre a su maravilloso reino de gloria.
La propia existencia del pueblo de Israel, y su milagroso retorno a su tierra de origen, como Dios lo había hablado a través de todos sus santos profetas, como lo hemos citado en el pasaje introductorio, es el testimonio fiel de la verdad de la Biblia.
Dios mismo se quejó durante cientos de años, de la infidelidad de Israel (Ezequiel 23, Oseas 3, 11, Jeremías 31:31-32), como alguien se que queja por falta de justicia. Como marido engañado por su mujer ramera, como agraviado que espera que el victimario se retracte de mal proceder; como si no tuviese poder para destruirlos por completo, por haberlo agraviado con tanta indolencia e indiferencia. Pero su amor, y su infinita misericordia ha hecho que tenga que retardar su ira, que se inflama con mucha facilidad, sobre aquellos que le aborrecen y le desobedecen.
La Historia con el pueblo de Israel nace en Egipto, donde fueron esclavos de faraón durante cuatrocientos años, para que se cumpliesen las palabras dichas a Abraham.
“Entonces, Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra aneja, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Más también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez.” (Génesis 15:13-15).
Cuando los cuatrocientos años se cumplieron los sacó de Egipto, e hizo pacto con ellos en el desierto, les dijo, por medio de Moisés:
“Porque tú eres pueblo santo para Jehová, tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido, para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra.
No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová, y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón, rey de Egipto.
Conoce, pues, que Jehová tu Dios, es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones; y que da el pago en persona al que le aborrece, destruyéndolo; y no se demora con el que le odia, en persona le dará el pago.
Guarda, por tanto, los mandamientos, estatutos y decretos que yo te mando hoy que cumplas.” (Deuteronomio 7:6-11).
No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová, y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón, rey de Egipto.
Conoce, pues, que Jehová tu Dios, es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones; y que da el pago en persona al que le aborrece, destruyéndolo; y no se demora con el que le odia, en persona le dará el pago.
Guarda, por tanto, los mandamientos, estatutos y decretos que yo te mando hoy que cumplas.” (Deuteronomio 7:6-11).
También les dijo:
Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios, mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra que pasáis vosotros para tomarla; para que temáis a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados.
Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el Dios de tus padres. Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.
Y amarás a Jehová tú Dios de todo tu corazón, y toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.
Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.” (Deuteronomio 6:1-9).
Pero ellos nunca le obedecieron, porque no escucharon con fe la palabra que Moisés les hablaba de parte de Dios. (Hebreos 4:2).
Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.
Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.” (Deuteronomio 6:1-9).
Pero ellos nunca le obedecieron, porque no escucharon con fe la palabra que Moisés les hablaba de parte de Dios. (Hebreos 4:2).
Mas su rebeldía sirvió a Dios para un plan mayor que involucraba, no solo la salvación de Israel; sino de toda la humanidad, por la promesa hecha a Abraham, por medio del juramento.
Ensayando Dios mediante el pacto con Israel, la manera de cómo obtener eterna redención, bajo la muerte de un cordero de un año, sin defectos, ni manchas, en semejanza de pureza.
Entonces, en el momento exacto para la final liberación de Israel de la esclavitud de Egipto, en el mes, primero (Éxodo 12),
Entonces, en el momento exacto para la final liberación de Israel de la esclavitud de Egipto, en el mes, primero (Éxodo 12),
instituye la fiesta de la pascua, donde un cordero por familia debía ser sacrificado, y con su sangre rociada en los postes de las puertas de las casas, señalar a la muerte que traía la décima plaga, para no dañar a los que hicieron pacto con Dios, y que recaería sobre todo primogénito de Egipto, animal y hombre que no estuviesen cubiertos con esa sangre.
La muerte de los primogénitos de Egipto, logró la liberación de la esclavitud de su pueblo, mediante un pacto concertado, entre Dios y hombre, para lograr la liberación.
Este diseño explicado en Éxodo 12, Levítico 23, Deuteronomio 16, fue constituido por Dios en fiestas de solemnes cumplimientos, de manera perpetua todos los años a partir de ese momento.
Ahora, aplicado dicho diseño a la nueva alianza, que es Cristo con su sacrificio expiatorio; todo hombre podrá recibir perdón de pecados y paz para con Dios. Para sacarlo de la esclavitud del pecado que lo tiene cautivo y reo de muerte eterna.
Es decir, en este diseño, faraón simboliza al diablo; Egipto, al mundo; la esclavitud, al pecado y la muerte; el cordero y su sangre, al sacrificio de Cristo; el desierto donde marchan las huestes de Dios que salieron del Egipto para encontrarse con Él, son las pruebas en la nueva vida del creyente con Dios, donde será sometido para perfeccionarlo para que pueda entrar a la tierra prometida, que es la vida eterna; o sea, la vida de Israel en su relación con Dios, se la convirtió en un esquema simbólico para la salvación de la humanidad, de la cual somos hecho participantes.
Es decir, en este diseño, faraón simboliza al diablo; Egipto, al mundo; la esclavitud, al pecado y la muerte; el cordero y su sangre, al sacrificio de Cristo; el desierto donde marchan las huestes de Dios que salieron del Egipto para encontrarse con Él, son las pruebas en la nueva vida del creyente con Dios, donde será sometido para perfeccionarlo para que pueda entrar a la tierra prometida, que es la vida eterna; o sea, la vida de Israel en su relación con Dios, se la convirtió en un esquema simbólico para la salvación de la humanidad, de la cual somos hecho participantes.
De tal modo, que los hijos de Israel, ensayaron años tras años, a partir de ese momento, durante, 1422 años, hasta la muerte de Cristo, sin entenderlo, la forma que Dios había escogido para la redención de todo ser humano; en el cual, los judíos serían los victimarios en este plan; de tal modo que su conducta criminal, puesta en evidencia, cuando intentaron asesinar su hermano menor, José, en épocas del patriarca Israel, su padre; era fiel reflejo de su conducta rebelde, que nuevamente, se evidenció con el asesinato del hijo de Dios, el Mesías de Israel, que quitaría los pecados del mundo. De modo que el plan fue meticulosamente planeado. Y el hombre actuó en ese plan en libre decisión de sus acciones a las que Dios mismo quiso someterse.
LAS SETENTA SEMANAS DEL PROFETA DANIEL
Ahora, debemos saber que Dios también programó el tiempo para ejecutar, todo el plan diseñado para redimir al hombre y sacarlo de este mundo a la vida eterna. Ese programa fue revelado al profeta Daniel estando en la cautividad a Babilonia, aproximadamente, 925 años después que Israel salió de Egipto, o 445 años después que Salomón construyera el primer templo de Dios en Jerusalén, el cual fue destruido por orden de Dios, por el rey de Babilonia, donde comenzó la cautividad por setenta años; cuyo mal les sobrevino a consecuencia de la deslealtad de Israel (2 Reyes 21,22), quien decidió desobedecer a los preceptos que Dios le estableció cuando los sacó de Egipto. (Jeremías 25, 2 Crónicas 36:11-21).
La idea de Dios en mantener a Israel en la cautividad a Babilonia por su pecado, era la misma que cuando lo sometió cuatrocientos años de esclavitud en Egipto, por el pecado hacia José su hermano.
El final de la esclavitud en Egipto constituyó, a su vez, el inicio del pacto de Dios con Israel, con la celebración de la pascua. (Éxodo 12, Jeremías 31:31-32). Ahora, en este segundo caso, el fin de la cautividad, traería como consecuencia, la inmediata restauración del pacto celebrado en Egipto, eso representa las setenta semanas determinadas.; que de forma apropiada debe ser llamada: LAS SETENTA SEMANAS DE LA RESTAURACIÓN DEL PACTO DE DIOS CON ISRAEL.
Entonces, Dios sometió a Israel a ese primer castigo de setenta años de exilio a Babilonia, con dos propósitos expuestos en la misma historia; primero, para darle un punto de partida a las setentas semanas determinadas para la restauración del pacto roto, una vez concluido el castigo, con la nueva construcción del segundo templo, que representa el vinculo del pacto; Y segundo: Dios usaría este exilio de los setenta años a Babilonia, como base profética para el segundo gran exilio después de la muerte del Mesías, expresada en dicha profecía en el verso 26, que a continuación leeremos, como se evidencia, a su vez, en el libro del profeta Zacarías 1:12, donde podemos observar un segundo exilio, posterior a la cautividad a Babilonia.
Leamos la profecía de las setenta semanas determinadas sobre Israel y la santa ciudad de Jerusalén, dada al profeta Daniel durante el exilio a Babilonia:
DANIEL 9:24-27.
24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.
25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.
26Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.
27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.
25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.
26Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.
27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.
Para la inmediata restauración del pacto, una vez concluido los setenta años del cautiverio, Dios había escogido con más de doscientos años de antelación a su nacimiento, a Ciro, rey de los persas; cuando Dios dijo por medio del profeta Isaías:
“Que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado.” (Isaías 44:28).
45:1 Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán:
45:2 Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos;
45:3 y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre.
45:4 Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; te puse sobrenombre, aunque no me conociste.
45:5 Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste,
45:6 para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo,
45:7 que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto.
45:2 Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos;
45:3 y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre.
45:4 Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; te puse sobrenombre, aunque no me conociste.
45:5 Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste,
45:6 para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo,
45:7 que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto.
Por su puesto, cuando Ciro se vio en esa profecía, se dio cuenta de la realidad en que estaba inmerso; y era que, el Dios de Israel era el Dios verdadero, y que no había ningún otro Dios; y lo había constituido rey de Persia, para ponerle fin a la cautividad de Israel a Babilonia, ordenándole la inmediata construcción del templo, y la edificación de toda la ciudad de Jerusalén. Entonces, con la salida de la orden del rey Ciro, se activó el tiempo de las setenta semanas determinadas sobre Israel y la santa ciudad.
Y Dios, para hacer más notoria y más sencilla la compresión y aplicación de la orden que activaría las setenta semanas, registró el decreto de Ciro inmediatamente del exilio a Babilonia; el cual decía:
DECRETO DE CIRO (2 Crónicas 36:21-23)
21 para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo gozado de reposo; porque todo el tiempo de su asolamiento reposó, hasta que los setenta años fueron cumplidos.
22 Mas al primer año de Ciro rey de los persas, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, Jehová despertó el espíritu de Ciro rey de los persas, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito, por todo su reino, diciendo:
23 Así dice Ciro, rey de los persas: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y él me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, sea Jehová su Dios con él, y suba.
22 Mas al primer año de Ciro rey de los persas, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, Jehová despertó el espíritu de Ciro rey de los persas, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito, por todo su reino, diciendo:
23 Así dice Ciro, rey de los persas: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y él me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, sea Jehová su Dios con él, y suba.
DISTRIBUCIÓN DEL TIEMPO DE LAS SETENTA SEMANAS 7, 62 Y 1.
Como podemos ver, en la orden de las setenta semanas, Dios hace una distribución de ellas en 7, más 62, más 1. La razón obedece, a que las primeras siete semanas sería el tiempo total de la construcción del templo, que abarcaba la completa restauración del pacto con Israel, es decir, que ese período simboliza la pascua, como en el caso de Egipto, la servidumbre terminó con la pascua para instituir del pacto.
Juan 2:20 confirma que el tiempo que demoró esa obra del templo, fue de 46 años, desde que se colocaron los cimientos.
Las 62 semanas después de la restauración del pacto termina con la muerte del Mesías, y con el rasgamiento del velo del templo, Dios paraliza el conteo de las setenta semanas, con el propósito de dejar la última semana para la confirmar por última vez su pacto con Israel después del gran exilio; y a eso se refería el apóstol Pablo cuando habló de la futura restauración de Israel.
Observemos el versículo 26, donde muere el Mesías, cumplidas las sesenta y dos semanas, dice que el pueblo de un príncipe he ha de venir, destruiría la ciudad y el santuario, y su fin sería con inundación, y hasta el fin de la guerra, durarán las devastaciones.
Después de la muerte del Mesías, comenzó el segundo exilio de los judíos, quienes quedaron muertos espiritualmente como pueblo delante de Dios (Oseas 6:5); sin pacto, sin Dios que los defienda; fueron expuesto durante un período que abarcó 1970, hasta el año 2003, este es el período del exilio a que hace referencia la profecía de Zacarías 1:12, el cual dice:
“Respondió el ángel de Jehová y dijo: Oh Jehová de los ejércitos, hasta cuando no tendrás piedad de Jerusalén, y de las ciudades de Judá, con las que has estado airado por setenta años.”
Esta profecía fue pronunciada más de 42 años después del exilio a Babilonia; la misma muestra un segundo exilio, que fue mucho mayor, como lo podemos apreciar en la historia; de manera, que cuando Israel regresó a su tierra en el año 1948, con la fundación del Estado de Israel llevaban 1915 años de exilio, lo que inició el camino de la confirmación del pacto, que por aproximación al tiempo perfecto del castigo de setenta años proféticos, miraba hacia los 1970 años totales de castigo, que se cumplirían para el año 2003. Entonces faltaban 55 años más. Y a eso se debe que las guerras suscitada a raíz de la fundación del Estado de Israel hayan sido victorias que Dios otorgó a Israel para que no hubiera ningún impedimento para su encuentro con su bendito pueblo en el año 2003, donde volvieron a la vida, como lo dice Dios por medio del profeta Oseas.
PROFETA OSEAS Y EL AÑO 2003, FIN DEL LARGO CASTIGO DE ISRAEL.
Dios a través del profeta Oseas señaló el año del fin del exilio y activación de la confirmación del pacto de Dios con su pueblo, por la semana que faltaba, la septuagésima semana.
“Andaré y volveré a mi lugar hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán.
Venid y volvamos a Jehová; porque el arrebató y nos curará; hirió, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de Él.” (Oseas 5:15, 6:1-3)
Venid y volvamos a Jehová; porque el arrebató y nos curará; hirió, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de Él.” (Oseas 5:15, 6:1-3)
Esta profecía como todos los conocedores lo saben, habla de Cristo. De manera, que el mismo Dios anduvo como un humano en este mundo, en medio de Su pueblo Israel (Juan 1:12), como lo había prometido; y una vez asesinado por su propio pueblo, volvió a su lugar de donde había venido. Hasta que reconocieran su pecado, y buscaran el rostro de Dios, que es Jesucristo. Entonces, su arrepentimiento movería su corazón a decir: “Venid y volvamos a Jehová; porque el arrebató y nos curará; hirió y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él.”
Desde que Jesús anduvo por el mundo hasta que cesó el castigo de Israel fueron dos días de mil años cumplidos con exactitud, el tercer día corresponde al tercer año después de esos dos mil años, y esto configura el año 2003. La profecía lo ha explicado de manera perfecta; lo cual interpreta el tiempo total del castigo impuesto.
Eso es: 2003 menos 33 años de la vida terrenal de Cristo, es igual a 1970 años de castigo.
La honra y la gloria sean dadas a ti, Dios eterno, por lo grande de tu sabiduría.
Por eso fue que Dios dijo en la profecía de Isaías 44:6-8, que los eventos futuros de las cosas por venir, Él ya las había ordenado desde el pasado, desde que estableció el pueblo antiguo; de demandó ordenarlas, como lo estamos apreciando.
De manera, que es evidente que el primer exilio sirvió como base profética del segundo exilio.
De manera, que es evidente que el primer exilio sirvió como base profética del segundo exilio.
SIETE, NÚMERO PERFECTO DE DIOS.
Dios mismo, desde un principio utilizó el número siete (7) como número perfecto para sus designios, habiendo creado todas las cosas en siete días, que incluye Su descanso, eso hace, una semana.
María, a consecuencia de haber hablado en contra de Moisés, su hermano; fue echada fuera del campamento de Israel en el desierto por siete días. (Números 12:14).
El primer templo fue construido en siete años, lo cual simbolizó la pascua o el pacto. El segundo fue construido en siete semanas de años desde la salida de la orden del rey Ciro, y nuevamente, ese tiempo configuró la pascua.
Así que, el siete, indudablemente, es un número perfecto para Dios, que por medio de la historia por Él relatada a través de Sus siervos, nos lo ha hecho saber.
Por lo tanto, cuando se fundó el Estado de Israel, habían transcurrido 1915 desde que Dios quitó su complacencia del primer pacto, a raíz de la muerte de Cristo, que causó la señal venida del cielo, que causó la ruptura del velo del templo, que mostró la incomplacencia de Dios hacia el primer pacto. De manera que para hacer perfecto del exilio, el tiempo debía avanzar hasta los 1970 años de exilio, y así satisfacer el ciclo perfecto de Dios como lo estableció en la profecía de Zacarías 1:12.
DÍA FINAL DEL EXILIO, Y COMIENZO DE LA CONFIRMACIÓN DEL PACTO. SEMANA 70
Como lo venimos viendo, esta es la revelación del misterio de las setenta semanas, que era necesario conocer para poder comprender, cómo hemos de reconocer la última semana pendiente, que se iniciaría con el fin del exilio en el año 2003. Es allí donde las profecías de Hageo y Zacarías vienen a suministrarnos las fechas exactas de la septuagésima semana para poderla identificar. De manera, que el momento exacto, cuando se da el fin del exilio, Está revelado en el libro del profeta Hageo.
Por lo tanto, si lo que originó las setenta semanas para la activación de la restauración del pacto, fue la fundación de templo en Jerusalén; Entonces lo que originará el inicio de la última semana será también, el inicio de la construcción del tercer templo. Y justo, la fecha que presenta el libro de Hageo, que originó, históricamente, la reactivación de la obra del segundo templo, viene a servir para identificar con exacta precisión el día que terminó el exilio de Israel.
Ese día está registrado en Hageo 1:15, cuando dice que Israel comenzó a trabajar en la casa de Dios:
“En el día veinticuatro de mes sexto del segundo año del rey Darío.”
HAGEO Y FECHA DE LA CONFIRMACIÓN DEL PACTO.
Las crónicas en el libro de Esdras revelan que la edificación de la obra del templo fue paralizada a causa de los enemigos de Israel, y estuvo detenida hasta el segundo año del rey Darío de Persia. (Esdras 4:24). Aquí inicia el ministerio de los profetas Hageo y Zacarías. (Esdras 5).
Hageo comienza a profetizar a principios del mes sexto, para motivar al pueblo a continuar la obra que llevaba paralizada 42 años. Esto despertó el espíritu de Zorobabel, el de Josué, y el de todo el pueblo, y reactivaron la obra el 24 del mes sexto del segundo año de Darío rey de Persia.
Esa fecha del pasado, vendría a significar en el futuro, para la activación de la septuagésima semana y fin de exilio, el día 24 del mes de Adar II del año 5763, que en el calendario gregoriano es el 26 de febrero del año 2003.
POR QUÉ DECIMOS QUE ES EL 26 DE FEBRERO, Y NO OTRO DÍA DE ESE AÑO 2003.
Porque esa precisada fecha, nuestra es el tiempo exacto de la confirmación del pacto de Dios con Israel, como lo dice la profecía: “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos” (Daniel 9:27a). Donde los días totales de la septuagésima, cubren de manera perfecta los siete años, desde el 26 de febrero del 2003, hasta el 05 de abril del año 2010, que corresponde, exactamente, al 21 del mes de Nisán del año 5770, último día de la pascua para ese año, que interpreta ser la última confirmación.
2595 DÍAS DE LA SEMANA 70.
Veamos los días de la semana.
La semana contiene 2520 días, con meses bíblicos de 30 días cada uno, y años de 360 días; de manera, que a la mitad habrán transcurrido 1260 días; es en este momento donde viene la aplicación de Daniel 12:11-12, donde Dios añade 75 días más a la misma, cuando escribe. “Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días, bienaventurado el que espere y llegue a 1335 días. Es decir, desde la mitad de la semana hasta el día final habrá 1335; esto le añadió a la semana 75 días más. (1335 – 1260 = 75). Lo que en definitiva, la última semana contiene un total de 2595 días.
Si proyectamos esos días, desde el 26 de febrero del 2003, hasta consumir todos eso días, llegaremos perfectamente al 5 de abril del año dos mil 2010, lo que identifica, perfectamente, el periodo de la confirmación del pacto.
Por otro lado, la proyección del número de la bestia, el 74, descompuesto en días, desde el día del nacimiento hasta consumir todos los días, culmina el 05 de abril del año 2010, léalo en esta dirección:https://m.facebook.com/home.php…
Entonces, así como en el pasado, estos siete años que comienzan con el fin del exilio, corresponde a la confirmación para la restauración del pacto, y esto es muy evidente,
como podemos observar.
como podemos observar.
La semana tiene el propósito de cumplir el ciclo de las festividades anuales del pacto que transcurren en los primeros siete meses, comenzado con la pascua, por siete días y terminando al séptimo mes, con las fiesta solemne de los tabernáculos, llamada, Sucot, en hebreo; establecidas desde el principio (Levíticos 23, Deuteronomio 16).
Veamos el análisis de estas afirmaciones, conociendo un poco, el comportamiento del calendario hebreo. Y ver esta fecha 24 del mes sexto cumplida, como inicio del pacto restaurado.
CONOCIMIENTO DEL CALENDARIO HEBREO.
El primer mes que Dios le determinó al pueblo de Israel estando aún en Egipto, fue el mes de Abib o Nisán, entre los meses de marzo y abril del calendario gregoriano.
"Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo:
Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año." (Éxodo 12:1-2)
Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año." (Éxodo 12:1-2)
"Guardarás el mes de Abib, y harás pascua a Jehová tu Dios; porque en el mes de Abib te sacó Jehová tu Dios de Egipto,"... (Deuteronomio 16:1).
Esto hace evidente que los judíos en época de Moisés, estando en Egipto, tenían un orden diferente de los meses, por lo cual Dios, en virtud del pacto que habría de celebrar con ellos, se lo cambia y le establece un nuevo primer mes, como lo hemos visto.
Así fue que su antiguo primer mes, pasó a ser el mes séptimo (Tishrei) que corresponde al mes del Año Nuevo; por lo cual, para los aspectos civiles, el mes séptimo quedó como primer mes; mas para el culto a Dios el primer mes es Nisán o Abib.
Los judíos continuaron llamando a los meses por el orden establecido en la ley, a pesar que el pacto estuvo inhabilitado por causa del Nuevo Pacto, durante 1970 años desde la muerte de Cristo hasta el 26 de febrero del 2003.
Veamos lo que queremos explicar:
Los meses del calendario hebreo pueden nombrarse por su orden numérico o por su nombre, a partir del mes de Abib o Nisán.
De este modo tenemos:
1er mes Nisán
2do mes Iyar
3er mes Siván
4to mes Tammuz
5to mes Av
6to mes Elul
7mo mes Tishrei
8vo mes Jeshvan
9no mes Kislev
10mo mes Tevet
11vo mes Shevat
12vo mes Adar
2do mes Iyar
3er mes Siván
4to mes Tammuz
5to mes Av
6to mes Elul
7mo mes Tishrei
8vo mes Jeshvan
9no mes Kislev
10mo mes Tevet
11vo mes Shevat
12vo mes Adar
Como se pueden dar cuenta, la fecha 24 del mes sexto registrada en Hageo, es un meticuloso y delicado detalle de Dios, para el reconocimiento del restablecimiento del pacto suspendido hasta ahora, como en aquel tiempo lo fue, el suceso histórico que conllevó a la reanudación de la obra del segundo templo después de 42 años de su paralización.
A tal efecto, la fecha es contentiva de una doble aplicación; la primera, histórica, ya que revela que en el mes de Elul se inició la reedificación del segundo templo; y profética, porque la misma permite una segunda interpretación, para reconocer el inicio de la confirmación del pacto de Dios con su pueblo Israel en su restauración futura, conocida por el apóstol Pablo como lo hemos explicado.
En tal sentido, el mes de Adar, que en la ley es el mes décimo segundo (mes 12), viene a ser en esta profecía, el mes sexto, contado desde el principio del año 5763, por la no existencia del pacto que se activaría en ese instante.
¿DÓNDE NOS ENCONTRAMOS HOY EN EL PROCESO FINAL DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS?
Hoy por hoy, estamos viviendo dentro de la septuagésima semana, en la fiesta solemne de los tabernáculos (SUCOT); estos últimos siete años se iniciaron con la última luna de sangre, de las tétradas de lunas de sangre, el día 28 de septiembre del año 2015, 15 del mes séptimo del año 5776, día que se inició dicha fiesta en ese año, registrada en Levítico 23:34-44.
Eso nos indica que el 11 de marzo del 2019 es la mitad de la semana, tiempo en que que será sus pendido el continuo sacrificio en el altar del templo; setenta y cinco (75) días después es la manifestación del anticristo.
Abra esta dirección para conocer más del cumplimiento de la septuagésima semana.
Por lo antes expuesto, ¿qué mayor testimonio se le puede dar a la humanidad para que puedan reconocer y entender, que ha llegado el fin, que ver e al pueblo judío en su propia tierra, como Dios lo habló Dios por medio de los antiguos profetas de Israel; después de tantos años?
JESÚS, EL HIJO DE DIOS, ES JEHOVÁ DE LOS EJÉRCITOS.
El testimonio de los profetas y apóstoles, que hablaron tocante al Verbo de Dios, declararon que Jesús, es era mismo Jehová de ejércitos; es decir, que los judíos se rebelaron contra el mismo ángel de Jehová.
El apóstol Juan, introduce su relato, revelando a Jesús como el Dios creador de todas las cosas. Como Dios lo había dicho, por medio del profeta Isaías, cuando dijo:
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado y su principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Concejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.
Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David, y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.” (Isaías 9:6).
Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David, y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.” (Isaías 9:6).
“Por tanto, Dios mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.” (Isaías 7:14). Y Emanuel traducido es: Dios con nosotros (Mateo 1:23)
AL PADRE, NADIE LE VIO JAMÁS.
Esa es la razón, por la cual, la revelación de Juan enseña que “a Dios nadie le vio jamás, el unigénito Hijo, que está en el seno de Padre, le ha dado a conocer (Juan 1:18).
Evidenciando la misma Palabra, que fue el Hijo, quien intermedio entre Dios y los hombres desde un principio; es decir, cuando en el libro de Génesis , Moisés, habla de Dios en el Edén tratando con el hombre, era el Hijo; cuando Dios Habló con Noé para que construyera el arca, era el Hijo de Dios quien hablaba; cuando Abraham habló con Jehová, como un hombre habrá con su compañero, en Mamre (Génesis 18), donde Dios comió lo preparado por Abraham, junto a sus ángeles que fueron enviados a destruir a las ciudades de Sodoma y a Gomorra, era el Hijo de Dios con Abraham; Él era, pues, el mismo que habló con Moisés en la zarza que ardía, quien da testimonio, de que no hubo otro como Moisés que hablara con Dios cara a cara (Números 12).
Dando fe la misma Palabra, que al Padre eterno, nadie en este mundo le vio jamás, autorizando el Padre a su amado Hijo, para relacionarse con el hombre. Por lo tanto, los judíos tropezaron con la misma Palabra que les proporcionaría la salvación; Cristo, la piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser, cabeza de ángulo. El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos; Jesús, el Hijo de Dios, y Dios verdadero (1 Juan 5:20).
Por eso Jesús les decía a los judíos que querían acusarle para matarle, que Moisés habló de él, diciéndoles:
“Escudriñad las escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida.
Gloria de hombres no recibo. Mas yo os conozco que no tenéis amor de Dios en vosotros.
Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis.
¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene de Dios único?
No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza.
Porque si creéis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mi escribió Él.
Pero si no creéis a sus escritos, como creeréis a mis palabras?” (Juan 5:39:47).
Gloria de hombres no recibo. Mas yo os conozco que no tenéis amor de Dios en vosotros.
Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis.
¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene de Dios único?
No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza.
Porque si creéis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mi escribió Él.
Pero si no creéis a sus escritos, como creeréis a mis palabras?” (Juan 5:39:47).
Confieso que cuando no entendía estas palabras, yo escudriñaba en los cinco libros de Moisés, haber, donde era que Moisés habló de Jesús, sin conocer aún, que Jesús era el mismo Jehová, el ángel de Jehová, el Hijo de Dios, como lo estamos viendo. De manera que la deidad, y la persona de Dios es un gran misterios, que Dios no pide que lo entiendan, pero que si exige que lo creamos.
El nos enseña que Dios es trino, y un solo Dios, compuesto por el Padre, su Hijo, y el Espíritu Santo. Maravilloso.
Los judíos no quisieron entender esa realidad que Jesús revelaba con señales que hablaban de su gran poder.
El mismo Jesús, contuvo la ira de su Padre, implorándole, clavado en la cruz, que tuviese misericordia de sus ejecutores, no lo decía por los asesinos materiales, sino al género humano, porque ellos no sabían lo que estaban haciendo. Pongámonos, en lugar de Dios; enviaríamos ha nuestro hijo a una cárcel para hacerle bien; a sanarle de sus enfermedades, a abrir las prisiones de maldad donde son esclavos de sus pecados, a resucita a los muertos, dándoles de comer a los desposeídos, a hacerse amigos de ellos, etc. Y ellos no ven sus bondades, sino que lo asechan hasta asesinarlo, y tenemos todo el poder de hacer algo, ¿qué haríamos?
Te diré lo que haríamos: Acabaríamos con todos ellos; bueno, El mismo Jesús en la parábola de los labradores, dice que los destruiría (Lucas 20:9-18), teniendo misericordia sólo de aquellos que fuesen quebrantados por su amor. Por eso la vina pasó a los gentiles para que gozaran de la salvación que Dios había provisto especialmente para los judíos (Romanos 11:11-36).
Ahora, Israel ha regresado a su tierra, para hacer las paces con los dos pactos, para tener misericordia de todos, en esta etapa final, donde todos los que vivimos, tenemos una gran oportunidad, pero también una gran responsabilidad con nuestra propia salvación y con la salvación de nuestro prójimo, familias, vecinos amigos, etc. Dios va a considerar a los que no acepte su sacrificio, enemigos de Dios por toda la eternidad. El ser humano está en jaque, no se puede excusar delante de Dios, de que no entendió el mensaje. Ni puede culpar a ninguna religión de su falta de fe; porque el asunto es que asesinaron al Mesías, y Dios ha provisto a través de su muerte, la oportunidad que el pecador lave sus culpas, poniéndose a favor de Jesús.
Dios te bendiga ricamente.
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